La Pirámide torcida


Meidum ofrecía pocas pistas. La pirámide derruída era poco más que un montón de escombros, donde lo único con lo que se encontraron fue con una emboscada de sectarios, a los que pudieron, sin embargo, derrotar con facildad, sin más secuela que una magulladura leve en el abdomen de Montana.

Más interés tenían, en cambio, las pirámides de Dhashur. Trepando a la roja pudieron ver que, como sospechaban, la piedra que les diera Nyti había sido arrancada de allí, aunque era evidente que faltaba la otra mitad.

Pero si algo les dio más respuestas eso fue la Pirámide Torcida. Pudieron colarse dentro sobornando a un par de guardias, y una vez allí enontraron en una de las columnas una escalera secreta que conducía al salón del trono. Un trono enorme, y seis pilares con joyas. En el muro, un mapa de la tierra con sendos rubíes el China, Kenia y Australia y una especie de mapa astral, que parecía indicar una fecha. En otra pared, unos jeroglíficos advertían del inminente advenimiento del hijo de un Dios.

Pero lo más extraño estaba por llegar

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