Llegaron a Nueva Delhi, y no podían evitar la sensación de ser vigilados u observados en todo momento.
Esta sensación se fortaleció cuando durante un paseo por el mercado se encontraron de nuevo al señor Hamblin, quien les dijo que había visto a Huston por Nueva Delhi. Aunque la conversación no se prolongó mucho más, ya que Hamblin se sintió muy insultado cuando Tarkin insinuó que la señora Hamblin podría haber envenenado su comida, y Hamblin, ofuscado, le desafió a duelo.
Pero la pista de Huston era importante, así que Montana se fue a hacer sus pesquisas callejeras. Algo malo debió de pasar, pues apareció más tarde en el hotel, ensangrentado. Por lo visto, un supuesto informador le había conducido a una emboscada en la que 3 hombres occidentales abrieron fuego contra él sin mediar palabra. Por suerte, y usando al falso informador como escudo humano, pudo abatirlos y salir vivo de ahí.
A su vez, Evans, había contactado con un gúia nativo, un chico bastante despierto llamado Ranjit, que se ofrecía a llevarles a Rudraprayag. Mientras tanto, Elizabeth Shawn seguía adherida a las malévolas páginas de los Fragmentos de G´harne.
Todo estaba dispuesto para la excursión, pero tenían que ver qué hacían con el asuntillo de Hamblin.
Esta sensación se fortaleció cuando durante un paseo por el mercado se encontraron de nuevo al señor Hamblin, quien les dijo que había visto a Huston por Nueva Delhi. Aunque la conversación no se prolongó mucho más, ya que Hamblin se sintió muy insultado cuando Tarkin insinuó que la señora Hamblin podría haber envenenado su comida, y Hamblin, ofuscado, le desafió a duelo.
Pero la pista de Huston era importante, así que Montana se fue a hacer sus pesquisas callejeras. Algo malo debió de pasar, pues apareció más tarde en el hotel, ensangrentado. Por lo visto, un supuesto informador le había conducido a una emboscada en la que 3 hombres occidentales abrieron fuego contra él sin mediar palabra. Por suerte, y usando al falso informador como escudo humano, pudo abatirlos y salir vivo de ahí.
A su vez, Evans, había contactado con un gúia nativo, un chico bastante despierto llamado Ranjit, que se ofrecía a llevarles a Rudraprayag. Mientras tanto, Elizabeth Shawn seguía adherida a las malévolas páginas de los Fragmentos de G´harne.
Todo estaba dispuesto para la excursión, pero tenían que ver qué hacían con el asuntillo de Hamblin.
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