Bombay


El leopardo comerá carne humana en Rudraprayag en primavera... esas enigmáticas palabras, contenidas en el enigmático libro obtenido del mezquino indio Tandoor Singh eran inquietantes. La India quedaba más o menos de camino a China, y Bombay era un puerto casi obligado. Además, las cosas por Kenia estaban demasiado calientes y era aconsejable cambiar de aires, por lo que un tren a Mombasa y el primer barco que cruzara el Índico parecían buenas opciones.

Llegaron a Bombay, tras unos días de ya casi olvidada tranquilidad en el barco. Bombay resultaba ser una ciudad no menos acogedora, aunque la prudencia puede (y a veces debe) tornarse paranoia cuando uno se ve enfrentado a tantos y tan poderosos enemigos. Es por eso que no podían evitar ver una amenaza detrás de cada turbante rojo.

El hotel era excelente, aunque Montana no conseguía conciliar el sueño a causa de sus terribles pesadillas. Aprovecharon también la estancia para equiparse y hacerse con algo de armamento, y una visita del padre Evans a la biblioteca mostró la siguiente carta que debía ser jugada.

Rudraprayag era un pequeño pueblo de la India, cerca de Nueva Delhi. Ciudad para la que tomaron el primer tren que encontraron disponible.

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