ACERCA DE EGIPTO Y DE EL CAIRO
El Cairo es la ciudad más grande de África y una de las mayores del mundo. Con una población de unos 850.000 habitantes a mediados de la década de los 20 (unos 85.000 de los cuales eran extranjeros) es la capital de la cultura continuamente identificable más antigua del mundo: las dinastías del reino unificado del Norte y del Sur de Egipto se remontan al 3100 aC, 5000 años antes de la llegada de los investigadores al desierto. Fácilmente defendida por el desierto y el mar, la herencia de Egipto no tiene parangón en realizaciones arquitectónicas, sofisticación cultural y estabilidad.
Hay dos culturas que actualmente se designan como Naquaba I y Naquaba II y que son considerablemente anteriores a las dinastías, pero aún se conoce muy poco de ellas.
Tras la conquista por Alejandro Magno y el establecimiento de los Ptolomeos tuvo lugar un segundo gran período de realizaciones, si bien bajo el dominio de extranjeros, mediante la fusión de la ciencia egipcia y la filosofía griega. Durante siglos, Alejandría fue la capital intelectual del Mediterráneo oriental.
Hubo un tercer período, cuando los Fatimitas construyeron (968 dC) una nueva capital a la denominaron El Kahira (“la victoriosa”) que con el tiempo se convertiría en El Cairo. La política comercial liberal de los Fatimitas devolvió a Egipto el estatus de gran potencia. Egipto formó parte importante de la cultura Árabe de aquella época y, durante el reinado de los Mamelucos, se convirtió de nuevo en el centro político y cultural del Mediterráneo oriental y del Oriente Medio.
Tras la conquista árabe, el idioma predominante en Egipto pasó a ser el Árabe, situación que prevalece en la actualidad. Los diferentes califas y jedives del Egipto árabe edificaron maravillas arquitectónicas tan grandes como las de las antiguas dinastías. El Cairo y sus alrededores están llenos de mezquitas y palacios, algunos de los cuales son de los mejores de su clase en el mundo. Se ha escrito que uno puede estudiar satisfactoriamente la arquitectura y la ornamentación arquitectónica árabes sin salir de El Cairo.
EL CAIRO EN 1920
Los investigadores pueden llegar por barco, bien a Port Said (al extremo Norte del canal de Suez) o a Alejandría. En cualquiera de los dos puertos hay ferrocarril hacia El Cairo, que se encuentra a unos 150 Km del Mediterráneo, en el vértice del delta del Nilo, no lejos de donde éste se divide y fluye hacia las bocas de Damieta (Este) y Roseta (Oeste).
Los vagones del tren están divididos en clases. Los billetes se han de pagar en libras y piastras egipcias. Una libra tiene 100 piastras. A efectos del juego, la libra egipcia y la esterlina son intercambiables. El tren llega a la Estación Central, que se encuentra a kilómetro y medio de los Jardines Ezbekia. Hay taxis disponibles y los buenos hoteles, como Shepheard, pueden recomendar guías de fiar para períodos cortos.
Los Jardines Ezbekia son un parque de unas 8 hectáreas, y constituyen uno de los puntos centrales de la ciudad: la Oficina de Correos está al Sur de los jardines y el Consulado de los EE.UU. al Norte. La mayoría de los hoteles de estilo europeo de la ciudad están al Oeste y las instituciones financieras, como la Bolsa, al Este. Más al Este hay una serie de excelentes tiendas, pero éstas se acaban rápidamente al llegar al casco antiguo, donde abundan las callejuelas estrechas y los mercadillos atiborrados, tan típicos en el Oriente Medio. Aquí se encuentra también la mayor parte de la arquitectura árabe clásica, aunque las tiendas y casas particulares son edificios sencillos, de techo plano, construidos con tejas y adobe y encaladas, que suelen tener entre 2 y 4 pisos como máximo.
Aparte de las escasas avenidas, las calles suelen estar notoriamente atestadas, obstruidas, ocupadas o por demás inaccesibles al tráfico rodado. Hay tranvías que conectan las diversas partes de la ciudad y uno turístico que lleva al otro lado del Nilo hasta las pirámides de Gizeh.
Al Sur del casco antiguo hay una zona desierta, barrida por el viento, conocida como la Ciudad de los Muertos, donde sólo hay piedras, arena, tumbas y mausoleos. Probablemente en el mundo no haya otro lugar como éste, que por supuesto los investigadores desearán visitar.
Hacia el Nilo, en el distrito de Quasr el Dubara, se encuentra la mayoría de los edificios del gobierno, los palacios de la nobleza y las viviendas de la clase más acomodada. Al Sur del gran puente sobre el Nilo se encuentra el Consulado General de Su Majestad Británica.
EGIPTO EN LOS AÑOS 20
Habiendo sido un protectorado británico durante más de 40 años, Egipto recuperó la mayor parte de su independencia interna en 1922, pero los británicos se reservaron cuatro áreas de poderes discrecionales: las comunicaciones imperiales (incluyendo el Canal de Suez), el Sudán, la defensa de Egipto y del canal y la protección de los intereses extranjeros y de las minorías. Tales reservas implican una independencia ciertamente mermada por lo que las fricciones con los británicos continúan. La desaparición del estatus de protectorado data de 1919, tras la revuelta de Saad Zaghoul, que de paso sirvió también para tapar las dudosas investigaciones de la expedición Carlyle.
Sigue habiendo guarniciones británicas en el canal de Suez, y las intervenciones políticas y militares en asuntos egipcios son una constante, lo cual provoca no pocos resentimientos en contra de los extranjeros en general. Un tema particularmente sensible es la exportación de artefactos y tesoros antiguos por parte de arqueólogos extranjeros. El gobierno egipcio controla estrechamente estas actividades y ello significa que los investigadores no encontrarán ninguna ayuda oficial si tratan de llevarse artefactos de los Mitos de la tierra del Nilo. Sacarlos sin permiso es un delito grave por el que se persigue judicialmente. Los británicos pueden intervenir si creen que los cargos son infundados pero no moverán un dedo para ayudar a ladrones de antigüedades, ni tampoco el cónsul de los Estados Unidos.
Muchos residentes de El Cairo y Port Said, especialmente miembros de las clases media y alta, tienen nociones de Inglés pero la mayoría del país habla únicamente Árabe.
La religión dominante en Egipto es el Islam aunque hay cierta cantidad de cristianos coptos. Los visitantes pueden cometer buen número de ofensas a las costumbres o a las creencias locales por ignorancia, por ejemplo olvidándose de descalzarse o de guardar silencio al entrar en una mezquita. Si cometen una ofensa particularmente grave pueden ser objeto de las iras de una turba islámica.
Para entrar en Egipto se precisa un visado (obtenible en Port Said o Alejandría) y también anotar el nombre en el registro de extranjeros, gestión que hay que repetir a la llegada a El Cairo. Ambas actividades requieren un pasaporte en vigor. El registro de El Cairo se encuentra en las oficinas del gobierno conocidas como La Mugamma, situadas en midan Tahrir (plaza de la Liberación).
El Cairo es la ciudad más grande de África y una de las mayores del mundo. Con una población de unos 850.000 habitantes a mediados de la década de los 20 (unos 85.000 de los cuales eran extranjeros) es la capital de la cultura continuamente identificable más antigua del mundo: las dinastías del reino unificado del Norte y del Sur de Egipto se remontan al 3100 aC, 5000 años antes de la llegada de los investigadores al desierto. Fácilmente defendida por el desierto y el mar, la herencia de Egipto no tiene parangón en realizaciones arquitectónicas, sofisticación cultural y estabilidad.
Hay dos culturas que actualmente se designan como Naquaba I y Naquaba II y que son considerablemente anteriores a las dinastías, pero aún se conoce muy poco de ellas.
Tras la conquista por Alejandro Magno y el establecimiento de los Ptolomeos tuvo lugar un segundo gran período de realizaciones, si bien bajo el dominio de extranjeros, mediante la fusión de la ciencia egipcia y la filosofía griega. Durante siglos, Alejandría fue la capital intelectual del Mediterráneo oriental.
Hubo un tercer período, cuando los Fatimitas construyeron (968 dC) una nueva capital a la denominaron El Kahira (“la victoriosa”) que con el tiempo se convertiría en El Cairo. La política comercial liberal de los Fatimitas devolvió a Egipto el estatus de gran potencia. Egipto formó parte importante de la cultura Árabe de aquella época y, durante el reinado de los Mamelucos, se convirtió de nuevo en el centro político y cultural del Mediterráneo oriental y del Oriente Medio.
Tras la conquista árabe, el idioma predominante en Egipto pasó a ser el Árabe, situación que prevalece en la actualidad. Los diferentes califas y jedives del Egipto árabe edificaron maravillas arquitectónicas tan grandes como las de las antiguas dinastías. El Cairo y sus alrededores están llenos de mezquitas y palacios, algunos de los cuales son de los mejores de su clase en el mundo. Se ha escrito que uno puede estudiar satisfactoriamente la arquitectura y la ornamentación arquitectónica árabes sin salir de El Cairo.
EL CAIRO EN 1920
Los investigadores pueden llegar por barco, bien a Port Said (al extremo Norte del canal de Suez) o a Alejandría. En cualquiera de los dos puertos hay ferrocarril hacia El Cairo, que se encuentra a unos 150 Km del Mediterráneo, en el vértice del delta del Nilo, no lejos de donde éste se divide y fluye hacia las bocas de Damieta (Este) y Roseta (Oeste).
Los vagones del tren están divididos en clases. Los billetes se han de pagar en libras y piastras egipcias. Una libra tiene 100 piastras. A efectos del juego, la libra egipcia y la esterlina son intercambiables. El tren llega a la Estación Central, que se encuentra a kilómetro y medio de los Jardines Ezbekia. Hay taxis disponibles y los buenos hoteles, como Shepheard, pueden recomendar guías de fiar para períodos cortos.
Los Jardines Ezbekia son un parque de unas 8 hectáreas, y constituyen uno de los puntos centrales de la ciudad: la Oficina de Correos está al Sur de los jardines y el Consulado de los EE.UU. al Norte. La mayoría de los hoteles de estilo europeo de la ciudad están al Oeste y las instituciones financieras, como la Bolsa, al Este. Más al Este hay una serie de excelentes tiendas, pero éstas se acaban rápidamente al llegar al casco antiguo, donde abundan las callejuelas estrechas y los mercadillos atiborrados, tan típicos en el Oriente Medio. Aquí se encuentra también la mayor parte de la arquitectura árabe clásica, aunque las tiendas y casas particulares son edificios sencillos, de techo plano, construidos con tejas y adobe y encaladas, que suelen tener entre 2 y 4 pisos como máximo.
Aparte de las escasas avenidas, las calles suelen estar notoriamente atestadas, obstruidas, ocupadas o por demás inaccesibles al tráfico rodado. Hay tranvías que conectan las diversas partes de la ciudad y uno turístico que lleva al otro lado del Nilo hasta las pirámides de Gizeh.
Al Sur del casco antiguo hay una zona desierta, barrida por el viento, conocida como la Ciudad de los Muertos, donde sólo hay piedras, arena, tumbas y mausoleos. Probablemente en el mundo no haya otro lugar como éste, que por supuesto los investigadores desearán visitar.
Hacia el Nilo, en el distrito de Quasr el Dubara, se encuentra la mayoría de los edificios del gobierno, los palacios de la nobleza y las viviendas de la clase más acomodada. Al Sur del gran puente sobre el Nilo se encuentra el Consulado General de Su Majestad Británica.
EGIPTO EN LOS AÑOS 20
Habiendo sido un protectorado británico durante más de 40 años, Egipto recuperó la mayor parte de su independencia interna en 1922, pero los británicos se reservaron cuatro áreas de poderes discrecionales: las comunicaciones imperiales (incluyendo el Canal de Suez), el Sudán, la defensa de Egipto y del canal y la protección de los intereses extranjeros y de las minorías. Tales reservas implican una independencia ciertamente mermada por lo que las fricciones con los británicos continúan. La desaparición del estatus de protectorado data de 1919, tras la revuelta de Saad Zaghoul, que de paso sirvió también para tapar las dudosas investigaciones de la expedición Carlyle.
Sigue habiendo guarniciones británicas en el canal de Suez, y las intervenciones políticas y militares en asuntos egipcios son una constante, lo cual provoca no pocos resentimientos en contra de los extranjeros en general. Un tema particularmente sensible es la exportación de artefactos y tesoros antiguos por parte de arqueólogos extranjeros. El gobierno egipcio controla estrechamente estas actividades y ello significa que los investigadores no encontrarán ninguna ayuda oficial si tratan de llevarse artefactos de los Mitos de la tierra del Nilo. Sacarlos sin permiso es un delito grave por el que se persigue judicialmente. Los británicos pueden intervenir si creen que los cargos son infundados pero no moverán un dedo para ayudar a ladrones de antigüedades, ni tampoco el cónsul de los Estados Unidos.
Muchos residentes de El Cairo y Port Said, especialmente miembros de las clases media y alta, tienen nociones de Inglés pero la mayoría del país habla únicamente Árabe.
La religión dominante en Egipto es el Islam aunque hay cierta cantidad de cristianos coptos. Los visitantes pueden cometer buen número de ofensas a las costumbres o a las creencias locales por ignorancia, por ejemplo olvidándose de descalzarse o de guardar silencio al entrar en una mezquita. Si cometen una ofensa particularmente grave pueden ser objeto de las iras de una turba islámica.
Para entrar en Egipto se precisa un visado (obtenible en Port Said o Alejandría) y también anotar el nombre en el registro de extranjeros, gestión que hay que repetir a la llegada a El Cairo. Ambas actividades requieren un pasaporte en vigor. El registro de El Cairo se encuentra en las oficinas del gobierno conocidas como La Mugamma, situadas en midan Tahrir (plaza de la Liberación).
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