La mañana del sábado 17 de enero de 1925 era gris por las nubes y por la lluvia, pero sobre todo era gris por ser la mañana del funeral de Jackson Elias. Aparecieron Elizabeth Shawn y Ann Crowe, pero ni el señor Cavendish ni los dos italoamericanos, a los que se había visto por última vez camino de la casa del Ju-Ju, comparecieron.
Sí apareció la señorita Miriam Atwrigh, bibliotecaria que había conocido a Elias en vida, y que pudo confirmar lo que los investigadores sosprechaban, que el símbolo aparecido en la frente de Jackson era de una secta, concretamente la Secta del Dios de la Lengua Sangrienta, una secta expulsada hace siglos del Egipto dinástico hacia las profundidades del África negra. También aparecieron en el funeral Jonas Kensington, editor de Jackson y Martin Poole, detective encargado de llevar el caso.
Reunidos en el museo de Cavendish, recibieron la visita de Montana (originariamente Fontana, antes de que un incompetente funcionario transcribiera mal su apellido en el registro) y Leone, desaliñados y aún con el susto en el cuerpo, pero vivos. Narraron su entrada en la casa del Ju-Ju, y cómo habían podido esconderse y escapar, aunque ello supusiera haberse tenido que llevar a uno de los presuntos sectarios por delante.
Había muchos cabos sin atar, y tal vez la hermana del señor Carlyle podría arrojar luz sobre el asunto, por lo que haciéndose pasar por periodistas, la astucia y la labia de Cavendish, sugiriendo convenientemente que Roger Carlyle podría continuar vivo, consiguió una entrevista personal.
Obtuvo algunos datos, pero lo más importante, el acceso a la biblioteca donde Carlyle guardaba sus siniestros libros. Uno llamó su atención "La vida como un dios", y se las agenció para sustraerlo de la casa, aunque tras una breve lectura de su horrible contenido, empezó a pensar si sería mejor no haberlo hecho...
Sí apareció la señorita Miriam Atwrigh, bibliotecaria que había conocido a Elias en vida, y que pudo confirmar lo que los investigadores sosprechaban, que el símbolo aparecido en la frente de Jackson era de una secta, concretamente la Secta del Dios de la Lengua Sangrienta, una secta expulsada hace siglos del Egipto dinástico hacia las profundidades del África negra. También aparecieron en el funeral Jonas Kensington, editor de Jackson y Martin Poole, detective encargado de llevar el caso.
Reunidos en el museo de Cavendish, recibieron la visita de Montana (originariamente Fontana, antes de que un incompetente funcionario transcribiera mal su apellido en el registro) y Leone, desaliñados y aún con el susto en el cuerpo, pero vivos. Narraron su entrada en la casa del Ju-Ju, y cómo habían podido esconderse y escapar, aunque ello supusiera haberse tenido que llevar a uno de los presuntos sectarios por delante.
Había muchos cabos sin atar, y tal vez la hermana del señor Carlyle podría arrojar luz sobre el asunto, por lo que haciéndose pasar por periodistas, la astucia y la labia de Cavendish, sugiriendo convenientemente que Roger Carlyle podría continuar vivo, consiguió una entrevista personal.
Obtuvo algunos datos, pero lo más importante, el acceso a la biblioteca donde Carlyle guardaba sus siniestros libros. Uno llamó su atención "La vida como un dios", y se las agenció para sustraerlo de la casa, aunque tras una breve lectura de su horrible contenido, empezó a pensar si sería mejor no haberlo hecho...
No hay comentarios:
Publicar un comentario